Apostamos por sistemas de producción sostenible en nuestros cultivos, favoreciendo al mismo tiempo la producción de alimentos ricos y saludables. Por eso, los invernaderos solares son la opción de cultivo más respetuoso con el medio ambiente y contribuyen a su correcto mantenimiento y desarrollo:

• Optimizamos el uso de recursos escasos como el suelo de cultivo y el agua, disminuyendo el uso de fitosanitarios, el consumo energético y de C02.
• Nuestra huella hídrica es 20 veces menor que en los cultivos al aire libre y contamos con balsas de riego, que recogen el agua de lluvia y fomentan la aparición de fauna, aves, anfibios y vegetación litoral.
• Cada hectárea de invernadero solar absorbe 10 toneladas anuales de C02, que equivalen a la emisión diaria de 8 coches.
• Reutilizamos el 80% de las cubiertas de plástico de los invernaderos, dándoles una segunda vida, como base para otros plásticos o para producir combustible.

Apostamos por el pequeño agricultor y las explotaciones familiares, para generar una actividad económica más justa, equitativa y cohesionada, que contribuye activamente al desarrollo local de la región:

• Escasa concentración de la propiedad: sólo 2,4 hectáreas de media por explotación.
  
• Se favorece el emprendimiento, el cooperativismo, la igualdad y el compromiso por mantener los recursos naturales y el entorno.
• Competencia leal y salarios agrícolas hasta un 90% superiores a los de países terceros de nuestro entorno.
• Facilita la integración de los inmigrantes que acuden como mano de obra: más de 100.00 trabajadores de hasta 140 nacionalidades diferentes.

Y es que los invernaderos solares del sur de Europa contribuyen a crear una economía circular, cuyo desarrollo se debe a la inversión familiar, producción basada en un modelo sostenible a nivel ambiental y social.

Combinando la tradición, la experiencia y la apuesta por la innovación nos hemos convertido en un referente mundial en el control biológico de plagas:

• Apostamos por el control biológico de plagas, a través de fauna auxiliar, en más del 80% de la superficie invernada, incluso superando el 99% en cultivos como el del pimiento rojo.
• Eso significa que un ejército de pequeñas arañas, chinches, crisopas, avispillas y hasta 30.000 millones de bichos buenos viven en el invernadero, controlando las plagas para que no perjudiquen a las plantas.
• También contamos con otras defensas como dobles puertas, mallas anti-insecto y trampas cromáticas y de feromonas para atrapar plagas.

Otra técnica que empleamos es el uso de insectos, como los abejorros, para asegurar la polinización de las flores y conseguir las mejores frutas y hortalizas de Europa. Mediante técnicas naturales, sostenibles y respetuosas con el medio ambiente, que no sólo reducen la aplicación de fitosanitarios, sino que fomentan la paulatina transformación ecológica de nuestra producción.